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- Incluso tienes la desfachatez de defenderte alegando que me correspondes para aprovecharte de la situación... En serio, tus dotes para el teatro no dejan de causarme admiración. Pero ya no trates de engañarme. ¡Eres despreciable! ¡Eres despreciable, Yagami Light! - gritó alzando el puño.

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Light, inmovilizado bajo el peso de L, cerró los ojos fuertemente aguardando el impacto del golpe... sin embargo, éste no se produjo. En su lugar, un desgarrado sollozo llegó a sus oídos.

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- Por qué... por qué tú, Light-kun... por qué tenías que ser precisamente tú...

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Yagami no podía ver la faz de L, oculta bajo su flequillo del color del ónix, pero sí pudo, bajo su sorpresa, vislumbrar el tímido brillo de una lágrima resbalarle por la mejilla hasta caer en la suya propia.

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"Ryuu...Ryuuzaki..."

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- Vete de aquí.

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- Espera un momento, por favor...

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- No pienso repetirlo.

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Light decidió no continuar con aquella circunstancia que se estaba tornando tan incómoda y absurda. Así que, tragándose su resignación y las mil palabras que le hubiera dicho a L, se marchó de allí, con el aroma del pálido chico aún impregnando sus dedos.

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Ah...había olvidado la chaqueta...

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L también se dio cuenta. La tomó entre sus manos y la acercó a su rostro, aspirando el olor de Light, mientras la escena que habían vivido juntos cruzaba su mente.

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Abrazado a aquella prenda, L pasó la noche avergonzándose de sí mismo, tratando de descifrar su alma y sin saber qué le causaba más dolor, si el haber despejado toda duda sobre la verdadera identidad de Light o bien la impotencia de verse incapaz de alcanzar su corazón. Mordiéndose el pulgar y encogido entre las sábanas, L sintió que el espectro de la soledad le asfixiaba más que nunca.

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Sólo fue al filtrarse los primeros rayos del alba por entre las cortinas, bañando acogedoramente con tenue luz carmín la estancia, cuando L se percató de que el abrigo de Light estaba empapado por sus lágrimas.

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...

\(^O^)/

Kawaii, ne??

Dios, qué pareja más mona...

(*O*)